"Recuerdo muy bien la exasperante consternación de mi amigo Bonhoeffer... recuerdo que preguntó que adónde iba a parar Alemania, si asesinaban a sus mejores políticos. Y lo recuerdo, porque me había impresionado su percepción tan aguda de la situación política del momento".
La derrota sufrida en la Primera Guerra Mundial había cambiado sustancialmente la situación de Alemania. Tras la revolución de 1918 el emperador Guillermo II es exiliado y se proclama la República de Weimar. Sin embargo este primer Estado alemán democrático carece de estabilidad alguna. En el ejército, en la administración y en la justicia se mantienen los simpatizantes de la monarquía; junto a los nuevos grupos ultraderechistas quieren recuperar la situación anterior. Mientras, en las calles y en las empresas un gran número de obreros sindicados reclama la revolución social.
Frente a estas posturas radicales de la derecha y de la izquierda, los socialdemócratas y los partidos burgueses sólo logran mantenerse a duras penas. A esto hay que añadir que la mayor parte de la población alemana consideraba el Tratado de Paz de Versalles (1919) una injusticia. Walther Rathenau fue uno de los políticos que habían aceptado este Tratado - para la extrema derecha se trataba de un "político de cumplimiento", al que tenían que eliminar.
En 1912 la familia Bonhoeffer se traslada a Berlín. El padre se hace cargo de la Cátedra más importante de Psiquiatría y Neurología en Alemania y, a la vez, de la gestión de la Charité, la famosa clínica universitaria de neurología de la Corona prusiana. A partir de 1916 la familia vive en el barrio de Grunewald, un barrio elegante, donde residen muchos profesores e intelectuales. Aquí viven, entre otros, el conocido teólogo liberal Adolf von Harnack y el que más tarde será nombrado premio Nobel de Física, Max Planck.
También para los Bonhoeffer la Primera Guerra Mundial significa un cambio radical. El hijo mayor, Walter, muere, tras sufrir graves heridas, el último año de la guerra. La familia Bonhoeffer intenta asimilar la nueva situación política después de la guerra: Rechaza, al igual que la mayoría, el Tratado de Versalles, sin embargo respeta el nuevo régimen democrático.